Aprovecho
esta columna para destacar los valores positivos de los medios sociales
digitales, los cuales para muchos de nosotros están enfocados en la gestión de
un conocimiento que se produce como fruto de la amplia y activa participación
de los individuos como generadores responsables del conocimiento. Para dar
utilidad a estos procesos de generación y compartimento de la información, en
el ámbito de las organizaciones, los enfoques de gestión del conocimiento
buscan conectar las interacciones dinámicas
y fluidas de los individuos en las comunidades informales de las redes
sociales, con la estabilidad y la institucionalización, propias del ambiente
formal de las organizaciones. El reto de generar aprendizaje desde una
interacción virtual y que éste conocimiento sea llevado a la vida real de una
institución, cualquiera que sea su tipo.
Con
ese fin, el análisis del conocimiento explora una nueva perspectiva de estudio,
la creación de conocimiento surgido de la colaboración entre organizaciones. De
esta manera, el nuevo modelo de conocimiento se refrenda al amparo de las
teorías de la creación del conocimiento organizacional. Dichas teorías
contemplan la estructuración del proceso de desarrollo colectivo de
conocimiento en fases, que no se suceden de una manera estrictamente
secuencial, sino de una manera, más o menos regular y diversificada.
En
las redes, la “cooperación” supera a la “colaboración”, por lo cual, resulta
fundamental generar procesos de cooperación profundos que hagan la diferencia
al momento de poner en práctica nuevos conocimientos.
•La
colaboración: Tiene lugar en torno a algún tipo de ‘plan’ o ‘estructura’.
•La
cooperación: Implica la libertad de las personas para unirse y participar. La
cooperación es, pues, un motor de la creatividad. Que se ve fortalecido por la
motivación intrínseca, la confianza y la transparencia de las personas que
trabajan conectadas en red.
Así,
mientras la red permite este tipo de cooperación que acabamos de plantear, las
jerarquías tradicionales de las organizaciones, las obstaculizan. Por esta
razón, nuestro futuro próximo está ligado al trabajo en redes y no a las
jerarquías que conocemos. Las redes pueden establecer multi-circuitos
personalizados entre los diferentes estamentos que intervienen en cualquier
proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ello, las empresas, las organizaciones
económicas y las instituciones educativas, tal y como las concebimos hoy,
tienen los días contado, necesitan transitar a nuevos esquemas de trabajo y
crecimiento. La red no se ordena según los preceptos de la jerarquía actual;
antes bien, es al contrario, hasta este momento, lo importante era el OBJETO;
mientras que, de ahora en adelante, lo será el SUJETO.
Esto
desarrollará en los sujetos habilidades de percepción, apertura, empatía, de
tal manera que podamos hacer de la suma de talentos un capital humano mucho más
adecuado a las demandas de la globalización. Los líderes modernos usan y
aprovechan las redes virtuales para concretar acciones que se puedan vivir en
los escenarios reales. La generosidad en las redes replicará en amplios
beneficios en el mundo real.